martes, 18 de abril de 2017

Oración a nuestra Señora de la Esperanza para tiempos difíciles



Oh nuestra preciosa Señora de la Esperanza
Sacratísima Virgen María y Madre admirable
adornada de todas las luces del Cielo,
llena de gracia y paraíso de todas las virtudes,
por tu bello espíritu y extrema grandeza
con profunda reverencia te doy alabanzas eternas,
y por ser Abogada incomparable,
auxilio que nos alienta, seguro asilo
y de todos los bienes puerta,
por ser la gran esperanza de nuestras vidas:
en tus brazos me abandono y a tu sombra me acojo.


Oh Virgen Inmaculada, Estrella de la esperanza,
Tú que nos libras de las aguas más violentas,
eres piedra firme de salvaguardia,
refugio contra todos nuestros males y enemigos
y consuelo en nuestras penas e infortunios,
Tú que siempre estas dispuesta
y por tu caridad inmensa eres fuente de aliento,
recibe mis suplicas con interés e indulgencia
y llévalas a los Cielos para que reciban consentimiento.

Madre bendita y excelsa, mi Señora de la Esperanza,
Tú que fuiste enriquecida con miles de dones y gracias
y todos las empleas en beneficio de nosotros tus hijos,
Tú que con innumerables prodigios y milagros
manifiestas lo mucho que te agrada el culto y veneración
que con fervor te damos los fieles en esta tu Imagen Santa,
Tú que nunca desamparas a quien te pide clemencia,
ayúdame a salir de esta desesperada situación,
haz que consiga de la bondad de Dios
urgente remedio para este difícil problema:

(decir con inmensa esperanza lo que se quiere obtener).

Reina grande y Madre tierna de poder y compasión
por las bendiciones con que el Altísimo te colmó
recibe mi plegaria y obtén para mi solución.

Que a través de tu Corazón me lleguen ríos de favores
mucha paz, amor y bendición,
yo te ofrezco en acción de gracias mi adoración de amor,
y porque sé que eres buena
hoy y siempre yo con tranquilidad descanso en Ti,
mi preciosa Virgen de la Esperanza.

Soberana Emperatriz de los Cielos
que tu humildad y entrega ante Dios Padre
marque nuestras vidas y sea ejemplo para nuestras almas,
que tu brillo nos guíe en nuestro camino
y sea nuestro escudo y fortaleza para la felicidad nuestra;
enséñanos a amar, a creer, a tener fe, a esperar contigo
danos esperanza en este diluvio de penas
y en la vida y en la muerte ampáranos Madre nuestra.


Así sea.