Reina
del Cielo y de la tierra que nos miras con amor,
Hija predilecta de Dios Altísimo,
Madre del Verbo Encarnado
Santísima Virgen María,
Tú que fuiste proclamada por el ángel como la llena de gracias,
Hija predilecta de Dios Altísimo,
Madre del Verbo Encarnado
Santísima Virgen María,
Tú que fuiste proclamada por el ángel como la llena de gracias,
derrama
tus abundantes gracias sobre nosotros
para
que seamos tierra fértil para la Palabra del Señor.
podamos
alcanzar fortaleza en las dificultades
y serenidad en los fracasos,
esperanza y fe en las luchas de cada día
y acción de gracias por el don de la vida,
regalo de tu Hijo, Jesús resucitado.
Madre amada, Tú que velas por nosotros:
despeja, limpia y abre nuestros caminos,
guíanos con tu esplendorosa luz y ,
allana los problemas, adversidades y angustias
que nos impiden conseguir la felicidad,
apártanos de enfermedades, dolores y padecimientos,
para que con buena salud podamos trabajar y progresar,
aleja todo mal que personas sin escrúpulos
nos haya podido hacer o enviar,
quita todo obstáculo, atadura o bloqueo
que entorpezca y cierre nuestro caminar;
pon un muro que detenga a nuestros enemigos
para que las envidias, los egoísmos y traiciones
no nos puedan dañar ni perjudicar;
quita de nuestra vida los malos amores,
la violencia, la infidelidad y la injusticia,
haz que podamos encontrar el amor bueno y verdadero;
aleja la mala suerte y el infortunio de nuestro lado
haz que la suerte, la abundancia y la fortuna nos acompañen
para que podamos prosperar y tener bienestar.
María poderosa mediadora,
acudimos a ti confiados para pedir nos remedies
todo lo que nos entorpece y cierra nuestros pasos,
para que nos otorgues tus bondades y beneficios
para que nos concedas lo que pedimos con fe:
(decir lo que se quiere conseguir).
María Madre del Amor y mediadora de los hombres,
acompáñanos y alienta nuestra esperanza,
líbranos de espinas, dudas, miedos y temores,
destierra de nosotros la injusticia, la falsedad y la maldad;
y consíguenos de tu Hijo alegrías sin fin.
Santa María, Virgen Gloriosa, Dulce Auxilio,
te damos gracias por escucharnos y atendernos,
alcánzanos caminar siempre por los caminos de Dios,
ayúdanos a conservar la pureza de corazón,
bendícenos desde el Cielo
y haz que nos bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén.
y serenidad en los fracasos,
esperanza y fe en las luchas de cada día
y acción de gracias por el don de la vida,
regalo de tu Hijo, Jesús resucitado.
Madre amada, Tú que velas por nosotros:
despeja, limpia y abre nuestros caminos,
guíanos con tu esplendorosa luz y ,
allana los problemas, adversidades y angustias
que nos impiden conseguir la felicidad,
apártanos de enfermedades, dolores y padecimientos,
para que con buena salud podamos trabajar y progresar,
aleja todo mal que personas sin escrúpulos
nos haya podido hacer o enviar,
quita todo obstáculo, atadura o bloqueo
que entorpezca y cierre nuestro caminar;
pon un muro que detenga a nuestros enemigos
para que las envidias, los egoísmos y traiciones
no nos puedan dañar ni perjudicar;
quita de nuestra vida los malos amores,
la violencia, la infidelidad y la injusticia,
haz que podamos encontrar el amor bueno y verdadero;
aleja la mala suerte y el infortunio de nuestro lado
haz que la suerte, la abundancia y la fortuna nos acompañen
para que podamos prosperar y tener bienestar.
María poderosa mediadora,
acudimos a ti confiados para pedir nos remedies
todo lo que nos entorpece y cierra nuestros pasos,
para que nos otorgues tus bondades y beneficios
para que nos concedas lo que pedimos con fe:
(decir lo que se quiere conseguir).
María Madre del Amor y mediadora de los hombres,
acompáñanos y alienta nuestra esperanza,
líbranos de espinas, dudas, miedos y temores,
destierra de nosotros la injusticia, la falsedad y la maldad;
y consíguenos de tu Hijo alegrías sin fin.
Santa María, Virgen Gloriosa, Dulce Auxilio,
te damos gracias por escucharnos y atendernos,
alcánzanos caminar siempre por los caminos de Dios,
ayúdanos a conservar la pureza de corazón,
bendícenos desde el Cielo
y haz que nos bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén.