María, hija de Israel, tú has proclamado la misericordia ofrecida
a los hombres, de edad en edad, por el amor misericordioso del Padre.
María, Virgen Santa, Sierva del
Señor, tú has llevado en tu seno el fruto precioso de la Misericordia divina.
María, tú que has guardado en
tu corazón las palabras de salvación, testimonias ante el mundo la absoluta
fidelidad de Dios a su amor.
María, tú que seguiste a tu
Hijo Jesús hasta el pie de la cruz con el fiat de tu corazón de madre, te
adheriste sin reserva al servicio redentor.
María, Madre de misericordia,
muestra a tus hijos el Corazón de Jesús, que tú viste abierto para ser siempre
fuente de vida.
María, presente en medio de los
discípulos, tú haces cercano a nosotros el amor vivificante de tu Hijo
resucitado.
María, Madre atenta a los
peligros y a las pruebas de los hermanos de tu Hijo, tú no cesas de conducirles
por el camino de la salvación.